Afganistán e Irán, un infierno para todas las mujeres

Afganistán e Irán, un infierno para todas las mujeres

El 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, es una fecha señalada en todo el mundo y
muy importante en todas las sociedades, ya que es el día en que salimos a la calle para
alzar la voz y «avanzar hacia la igualdad».


Por desgracia, hay países que están muy retrasados en lo que se refiere a la Igualdad de
Género
, tal es así, que en muchos territorios se vulneran los derechos humanos de las
mujeres
hasta límites insospechados y sin consecuencias.


Un 15 de agosto de 2021, los talibanes entraron a Kabul, la capital de Afganistán y tomaron
el control del país.


Afganas e iraníes vieron como continuadamente se violaban sus derechos y comenzó la
lucha por defender su dignidad como personas. Si hablamos de eliminar la violencia contra
las mujeres en estos dos países, no nos puede ser indiferente.


Tanto las afganas como las iraníes son víctimas del gobierno de su país, así pues, coinciden
en hacer represión de las mujeres, vulnerando los derechos humanos, basándose en la
crueldad con castigos como la lapidación y la flagelación.


Los talibanes y el régimen iraní comparten ser autócratas que invocan la religión, en Irán se
profesa el sunismo, la rama mayoritaria del Islam y en Afganistán el chiismo llevando al
extremo su particular interpretación de la sharia, el código de conducta de la moral de la
vida
. Ejecuciones sumarias, palizas públicas, matrimonios con menores y venta de niñas.
En Irán es importante la lucha del pueblo apoyando a sus mujeres. Estas protestas hacen
que Afganistán mire como un ejemplo al país vecino. La lucha de las iraníes alumbra el
camino de las afganas.


Las manifestantes afganas alzaron su voz para apoyar las protestas en Irán con el lema
“Mujer, vida y libertad”, coreado en las calles iranís.


Los talibanes en Afganistán y el gobierno dictatorial y represor en Irán, no pueden sofocar la
voz de las mujeres; nueve días después unas 25 afganas se manifestaban frente a la
embajada de Irán en Kabul » Ahora es nuestro turno» antes de ser dispersadas por los
talibanes.


DATOS RELEVANTES:
En Afganistán
• 8 de cada 10 mujeres sufren violencia de género.
• El 60% de las mujeres son obligadas a casarse antes de los 18 años.
• Tienen uno de los mayores índices del suicidio.
• Unos 3,5 millones de menores no tienen acceso a la escuela, por lo tanto, el 75% de
las niñas son analfabetas, es decir, alrededor del 25% sabe escribir.
• Sigue siendo un país rural con sólo un 26% de la población agravando el acceso al
desarrollo.

En comparación frente a Irán
• Un 85% mayores de 15 años está alfabetizada y es sorprendente que el 60% de
universitarias son mujeres.
• Cuenta con una población urbana del 78%, aglutinando mayormente su población en
grandes ciudades.

Es muy importante que el mundo no se olvide de ellas, ya que los medios de comunicación
sustituyen un conflicto por otro, pero el conflicto de todas esas mujeres no es cualquier guerra,
su vida sigue con o sin guerra.

Departamento de Igualdad

Violencia obstétrica

Violencia obstétrica

La violencia obstétrica se refiere a las prácticas y conductas realizadas por
profesionales de la salud a las mujeres durante el embarazo, el parto y el puerperio,
en el ámbito público o privado, que por acción u omisión son violentas o pueden ser
percibidas como violentas. Incluye actos no apropiados o no consensuados, como
episiotomías sin consentimiento, intervenciones dolorosas sin anestésicos, obligar a
parir en una determinada posición o proveer una medicalización excesiva, innecesaria,
que podría generar complicaciones graves. Esta violencia también puede ser
psicológica, como por ejemplo, dar a la usuaria un trato infantil, paternalista,
autoritario, despectivo, humillante, con insultos verbales, despersonalizado o con
vejaciones.


La violencia obstétrica puede adoptar numerosas formas y en ocasiones puede
subestimarse bajo síndromes de depresión posparto o estrés postraumático.


A pesar de que la violencia obstétrica no es nueva, ha permanecido oculta durante
mucho tiempo y en la actualidad continúa siendo desconocida, incluso por
profesionales de la salud. Se trata de un viejo problema, transformado en un concepto
novedoso. Algunos estudios indican que más de la mitad de los/las profesionales de la
salud no disponían de información suficiente y un estudio entre 250 usuarias señala
que el 80% desconocía el término «violencia obstétrica».


Se trata de una violencia de género que ha permanecido invisibilizada en el ámbito
médico y que con la emergencia de nuevas asociaciones activistas, como El parto es
nuestro, ha empezado a ver la luz.


¿Cómo es posible que esta práctica pase desapercibida? La respuesta debe ser
multifactorial, considerando componentes culturales, sociales, históricos y formativos.
Se trata de una violencia derivada de sociedades patriarcales que naturalizan estas
prácticas y comportamientos, los cuales terminan siendo asumidos por la sociedad,
incluyendo profesionales de la salud y usuarias. En la relación con las usuarias se
establece un trato jerárquico deshumanizador que otorga prioridad y poder a los/las
profesionales de la salud por encima de las pacientes.


Se pueden considerar violencia obstétrica prácticas como el tacto realizado por más de
una persona, la episiotomía como procedimiento de rutina, el uso de fórceps,
la maniobra de Kristeller, el raspaje de útero sin anestesia, la cesárea sin verdadera
justificación médica o el suministro de medicación innecesaria. El recurso a la cesárea
es la práctica más criticada como medio de acelerar innecesariamente un parto que se
presenta sin complicaciones.


La violencia obstétrica constituye una discriminación de género y representa una
violación de los derechos humanos, desde un enfoque de los derechos de la salud y de
los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, entendidos como derechos
inalienables e indivisibles de los derechos humanos.

Mayte Serrano

Secretaria Nacional de Políticas Sociales