En el mes de junio el IPC ha subido hasta el 10,2%, mientras los salarios no suben al mismo ritmo, lo que implica que, la clase trabajadora, cada día que pasa este más empobrecida.
Mientras la inflación sigue disparada, los salarios, las pensiones, las prestaciones o incluso la subida a los empleados y empleadas públicas, ni se acercan a los datos de inflación, lo que vuelve a reproducir lo sucedido en la anterior crisis.
En este contexto tan complicado para los hogares, muchas de las grandes empresas del IBEX siguen generando beneficios escandalosos, mientras los paganos parece que vuelven a ser los y las trabajadoras con la devaluación de sus salarios y la consiguiente pérdida de poder adquisitivo.
Esta situación está golpeando gravemente a la clase trabajadora puesto que los hogares con menores ingresos, prácticamente tienen que destinar la totalidad de sus recursos a artículos de primera necesidad, que son los que más están subiendo como son los alquileres, la electricidad, el gas o los alimentos, siendo algunos de ellos un 30% más caros que hace un año.
A todo esto, hay que sumarle la inflación subyacente -índice general sin alimentos no elaborados ni productos energéticos, que se sitúa en el 5,5 %, que supone un sobre coste que recae principalmente en las familias.
Para el sindicato uno de los datos más preocupantes es que los hogares sin ingresos laborales se sitúan ya en los niveles previos a la pandemia y un 20% de los y las aragonesas se encuentra en riesgo de pobreza.
Las medidas sociales adoptadas por el Gobierno no están llegando a la población que verdaderamente las necesita, algo que no nos podemos permitir como sociedad, porque no podemos dejar a nadie atrás.