Como cada mes de junio desde OSTA reivindicamos los derechos LGTBI, este año con especial preocupación, debido al aumento del odio y de las agresiones hacia el colectivo producidas en los últimos años, y es que 4 de cada 10 personas de la comunidad LGTBI han recibido insultos o amenazas durante el último año, se interponen más de 50 denuncias al mes por homofobia, bifobia o transfobia, datos alarmantes teniendo en cuenta que tan solo son unos pocos los que se atreven a denunciar.
En el estado español la lucha por los derechos LGTBI no ha cesado desde la primera manifestación a favor de los homosexuales celebrada en Barcelona en el año 1977 a la que apenas acudieron 4000 personas, y en la que se pedía la derogación de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social que fue utilizada sistemáticamente para la represión de la homosexualidad y la transexualidad durante la última etapa del franquismo, ley que no fue derogada por completo hasta el año 1995. Cabe recordar también que no fue hasta el año 1990 cuando la OMS dejó de considerar como enfermedad la homosexualidad y el año 2018 hasta que dejó de considerarse la transexualidad como trastorno mental.
A nivel europeo el auge de partidos populistas de extrema derecha en países como Bulgaria, Polonia, Turquía, Chipre, Finlandia, Grecia, Portugal o España hacen que este dato de violencia contra el colectivo aumente hasta el 60%.
La LGTBIfobia sigue presente a nivel mundial, ya que alrededor de 70 países del mundo mantienen leyes de criminalización y hostigamiento, incluidas las que penalizan las relaciones homosexuales consentidas entre adultos, incluso otros países ser homosexual conlleva la pena de muerte. A día de hoy leyes como las del matrimonio igualitario tan sólo se reconocen en 28 países. Todo esto hace que las personas lesbianas, gais, transexuales, bisexuales e intersexuales son, a nivel mundial, objeto de torturas, violencia, persecución, asesinatos y hasta acusaciones de conducta desviada o inmoral, llegando a sufrir discriminación en el acceso al empleo, la salud, la educación y al derecho a la propia vida.
En el ámbito laboral las barreras de acceso al trabajo impuestas por las propias empresas, sumado a que muchas de las personas interrumpen de manera temprana su formación debido al acoso y rechazo que sufren en su etapa escolar nos hace encontramos con que las personas trans tienen un especial riesgo de vulnerabilidad y de exclusión social, con trabajos precarios, poco cualificados o con realización de actividades no regladas (como por ejemplo la prostitución), que les hacen vivir con escasos recursos. Esta vulnerabilidad se ha puesto más de manifiesto con la crisis derivada del COVID-19, en especial con el acceso a servicios básicos.
En el caso de lesbianas, gais y bisexuales no existe, aparentemente, dicha barrera para el acceso al mercado laboral. No obstante, el uso de “bromas” sobre la homosexualidad (“maricón, mariquita, marimacho”) sigue siendo muy extendido en los entornos laborales, sobre todo en aquellos sectores económicos más tradicionales y con menos formación.
En este sentido, exigimos al Gobierno de Aragón que se sigan dotando de recursos las leyes aragonesas de Identidad y Expresión de Género y no Discriminación para acabar de una vez con la LGTBIfobia. Es necesario que tengamos una mención específica en nuestras plataformas de negociación a la situación de acoso por LGTBIfobia tanto en los planes de igualdad de las empresas, como en los Convenios Colectivos y de empresa, en especial en el régimen sancionador de los mismos. También pedimos que se considere la LGTBIfobia como riesgo psicosocial en el ámbito laboral.
Por todo esto desde OSTA seguiremos reivindicando los derechos laborales y sociales de cualquier persona, ame a quién ame y sea como sea, porque solo de esta manera avanzaremos hacia el Aragón libre e inclusivo que queremos.
28J; Fuimos, Somos, Seremos!