El suicidio es quitarse la vida. Es una muerte que pasa cuando alguien se hace daño porque quiere terminar con su vida.
Según la Organización Mundial de la Salud, cada año se suicidan en torno a 800.000 personas en todo el mundo, lo que supone una muerte cada cuarenta segundos y una tasa de 10,6 personas por cada 100.000 habitantes convirtiéndolo, según la propia definición de la OMS, en un grave problema de salud pública a nivel mundial.
En nuestro país, las cifras también son alarmantes. Diez personas deciden acabar con su vida al día. El suicidio es la principal causa externa de muerte en los adultos y la segunda causa de muerte entre los adolescentes y los jóvenes. Sí, son cifras preocupantes y seguramente desconocidas para la mayoría de la población en general.
El suicidio ocupa un lugar entre las primeras 10 causas de muerte. Cualquier sujeto puede, en determinado momento de su existencia, sentir que la vida no tiene sentido por diversas causas, como la enfermedad física o mental, la pérdida de una relación valiosa, la soledad, las dificultades cotidianas en personalidades poco tolerantes, lo que convierte el suicidio en la mejor y única opción para estas personas.
El estado español se encamina a convertirse en el país número 29 en el mundo en trabajar en la prevención del suicidio, a pesar de que en la actualidad está a la cola de los países del primer mundo en la atención a las personas con ideación suicida y el duelo de las familias que han perdido a un ser querido.
Mientras que el Estado no consigue crear un Plan Nacional de Prevención del Suicidio, varias Comunidades Autónomas han comenzado a trabajar en sus propios proyectos de ayuda a personas que deciden quitarse la vida para dejar de sufrir, si bien en la mayoría de las ocasiones estos sufrimientos son pasajeros, se toman decisiones definitivas.
El suicidio no siempre es un problema de salud mental pero es claramente un problema de salud pública. No hay políticas de estado, no se habla en las familias ni en los colegios y los medios siguen reproduciendo mitos falsos.
Cómo van a reducir la tasa de algo que para la sociedad, el estado y los medios no existe?
El desafío que el suicidio impone a la sociedad es conseguir construir una respuesta que no sea la BRUTALIDAD DE QUITARSE LA VIDA.
Hay que crear comunidad. Ser parte de la creación del futuro, aún en la extrema desesperanza del presente, es crear lazos con la vida y con los vivos.
Sólo se combaten las ganas de morir, creando un mundo en el que valga la pena vivir.
Maria Angeles Molina y Maite Serrano