La violencia contra las mujeres es un fenómeno universal e histórico que afecta a las mujeres y niñas de todas las clases sociales, tratándose de una manifestación de desigualdad entre las mujeres y los hombres.
El sistema heteropatriarcal ejerce muchos tipos de violencia contra las mujeres. El reconocimiento de estas violencias es fundamental para eliminarlas desde la raíz.
El maltrato, el acoso, la trata con fines de explotación sexual y laboral, las violaciones… son algunas de las agresiones que sufren las mujeres por el simple hecho de serlo.
La violencia de género en los años 50’ y 60’, se denominaba “un problema de pareja”, si se hacía visible imperaba el “por algo será” y es que como hemos mencionado antes, el sistema heteropatriarcal relegaba a la mujer a la casa, con el rol de “atender al hombre”.
Durante la transición democrática las asociaciones de mujeres y las organizaciones feministas proliferaron y su trabajo fue decisivo para el desarrollo del movimiento feminista y para la conquista de la democracia en el estado español.
Después de la represión y la dominación de las mujeres durante casi cuarenta años de franquismo, las mujeres estaban necesitadas y deseosas de un gran cambio social, político, cultural y legislativo.
Hoy se denuncia y se protesta porque las mujeres son golpeadas, humilladas, violadas, asesinadas… y hay muchas que hoy en día aún tienen dificultades para denunciar. Antes ocurría en un silencio social, mediático y familiar.
En la actualidad, la violencia de género sigue siendo un grave problema social que acaba con la vida de gran número de mujeres cada año, además de las que sufren grandes lesiones físicas y psicológicas. Es un problema que ha adquirido gran importancia en los últimos años y al que se han
destinado muchos esfuerzos, programas y políticas sociales, aunque es evidente que queda mucho por hacer.
La violencia de género tiene su origen en la cultura, la educación, la religión, las leyes, el propio lenguaje… En el ámbito jurídico, en muchas legislaciones nacionales, la mujer es tratada como una persona sin capacidad para tomar sus decisiones, sin derecho a decidir sobre su formación, su matrimonio, su economía… en definitiva, sin derecho a decidir sobre su propia vida.
Podemos hablar de tres tipos de violencia contra las mujeres: física, psíquica y sexual y de tres ámbitos donde se produce: la familia, la comunidad en general y la perpetrada o tolerada por el estado.
- La violencia física, sexual y psicológica que se produzca en la familia, incluidos los malos tratos, el abuso sexual de las niñas en el hogar, la violencia relacionada con la dote, la violación por el marido, la mutilación genital femenina y otras prácticas tradicionales nocivas para las mujeres, los actos de violencia perpetrados por otros miembros de la familia y la violencia relacionada con la explotación.
- La violencia física, sexual y psicológica perpetrada dentro de la comunidad en general, inclusive la violación, el abuso sexual, el acoso y la intimidación sexual en el trabajo, en instituciones educacionales y en otros lugares, la trata de mujeres y la prostitución forzada.
- La violencia física, sexual y psicológica perpetrada o tolerada por el estado, donde quiera que ocurra.
Los constantes recortes hacen inviable una protección real y efectiva de las víctimas de violencia de género. Y es que el sistema patriarcal está tan profundamente instaurado en nuestra sociedad, que siempre encuentra resquicios para seguir sometiendo a las mujeres.
La mejor forma de erradicar la violencia de género es con la prevención y el primer paso es la educación, ya que el patriarcado se recicla y se aprende a edad muy temprana, elevando una figura arquetípica en la que reconocerse.
La explicación es que ningún sistema de poder es admitido de manera espontánea por aquellos sobre los que se ejerce; cuando dicha apariencia
de espontaneidad y naturalidad se alcanza, lo principal ya se ha logrado, esto es, que el poder se ha admitido.
Departamento de Igualdad de OSTA