RASMIA 9

Podemos palpar en el horizonte del año que comienza, un nuevo Congreso en el que repensarnos, revisarnos y renovarnos para un nuevo ciclo que se presenta exigente, pero apasionante.

En verdad podemos decir que, en este tercer año de mandato de la Comisión Ejecutiva Nacional, sin que suene excesivamente pretencioso, hemos alcanzado o hemos plantado las bases para hacerlo pronto, los objetivos que como Organización nos pusimos en noviembre de 2021: Crecer y consolidarnos tanto en afiliación como en representación, llegando a ser representativos en sectores vitales como el Metal; crecer y asentarnos por todo el país y ser una organización cada vez más participativa y transparente. En definitiva, ser esa voz que la sociedad aragonesa merece y necesita.

Una posición firme para enfrentar con pasión y determinación los tiempos inciertos que se nos vienen encima, y que no son pocos:

Un Gobierno el de Azcón, que vive en la inacción, pues sigue siendo rehén de sus antiguos socios de la ultraderecha y que solo saca cabeza -jaleado por sus muchos altavoces mediáticos- para jugar a hacer oposición al Gobierno Central y así postularse como ministrable.

Un gobierno el suyo que sigue desmantelando lo público y al que se le llena la boca con algunas inversiones, que si bien pueden ser palanca para sostener algunos sectores, como las baterías y la automoción alrededor de Stellantis, sacan a la luz una realidad que puede ser peligrosa para nuestra tierra, cuando no irreversible, a medio plazo, que es que Aragón se convierta exclusivamente en tierra de extracción de recursos, y que sea en otros territorios donde se aprovechen los mismos. Y por consiguiente se queden allá también los beneficios.

En el Estado un gobierno aún más paralizado que el de Aragón. Un quiero y no puedo (o un te prometo que quiero, pero no) en el que se están dejando morir iniciativas parlamentarias y promesas para una clase trabajadora cada vez más abandonada: Ni fin de la ley mordaza, ni reducción de la Jornada, ni solución al sangrante problema de la vivienda. La tibieza más absoluta.

Y en el resto del planeta una Unión Europea cada vez más dependiente de las corrientes fascistas y negacionistas que ve cómo, al otro lado del Atlántico, reaparecen viejos fantasmas que traen consigo aires expansionistas e imperialistas y que tienen como parte sustancial de su proyecto de cuño fascista, pero de ansias turbocapitalistas e individualistas, el cometido de seguir desregulando todos los recursos e imponer -más si cabe- la ley del mercado y el sálvese quien pueda.

En definitiva, un escenario este que se nos viene encima tan duro como apasionante y que va a exigir de todas y cada una de las personas que conformamos esta organización lo mejor de nosotras mismas para luchar contra esa nueva fase de la ofensiva capitalista y reaccionaria.

Juanjo Baquedano – SN Acción Sindical de OSTA

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