La primera razón por la que debería ser una causa feminista es que las mujeres y los niños y niñas son las víctimas principales de todo tipo de guerra, de conflicto armado. Los hombres hacen la guerra, las mujeres viven con las consecuencias. Al menos así suele percibirse. Pero «vivir con las consecuencias» no significa ser una víctima pasiva.
No podemos olvidar a cada niña que está atrapada en una guerra de adultos, donde civiles, niñas y mujeres están siendo vulneradas en sus derechos. Las niñas no son nuestro futuro, son nuestro presente, son estas niñas a las que vamos a pedir que sean constructoras de la Paz en las nuevas generaciones. Hoy por tanto, es cuando debemos insistir hasta el cansancio en protegerlas, escucharlas y promover sus derechos sin titubear.
En un mundo atravesado por la polarización, la sobreabundancia informativa, las noticias falsas…también está el regreso de discusiones que parecían saldadas. Hoy parece urgente y necesario volver a posicionarse a favor de la Paz y en contra de la guerra.
Las mujeres sienten dolor, se resisten al sufrimiento y, en muchos casos, se ven obligadas a reinventarse, a perder su identidad para asumir una nueva, marcada por la guerra. Los papeles múltiples, complejos y, a veces, contradictorios que desempeñan las mujeres en un conflicto armado: luchadoras, trabajadoras humanitarias, madres, hijas, obreras, referentes comunitarias y sobrevivientes.
Las mujeres que han sobrevivido a los bombardeos siguen sufriendo, víctimas del hambre, la enfermedad y el miedo constante. No hay duda de que la guerra es una guerra contra las mujeres, quienes están pagando un alto precio por un conflicto que no han provocado. Las mujeres muchas veces somos usadas como moneda de cambio. El hecho de que violen a las mujeres es muy fuerte. Nos violan para causar daño al hombre
¿Qué ocurre cuando el sostén de la familia —por lo general, el hombre— se va a la guerra o pierde la vida a raíz de la violencia? Se alteran los roles sociales; a las mujeres quizá se les presentan oportunidades que antes no tenían.
En muchas situaciones de conflicto armado, las mujeres se ven obligadas a hacerse cargo de la familia, insertarse en el mundo laboral, ocuparse de la escolaridad de los hijos…
Las mujeres somos fundamentales en la restauración de la Paz y la reconstrucción comunitaria económica y política. El mundo necesita Paz y la Paz necesita mujeres.
La construcción de la Paz social no es posible sin las mujeres por eso éste y todos los días recordamos el derecho de las niñas y las mujeres a vivir una vida libre de violencias, una vida en Paz.
La ausencia de guerra debe ser una causa feminista. Principalmente es eso, porque somos la principal víctima. En segundo lugar, porque somos el 50% de la población y por ende debemos estar involucradas en la toma de decisiones. No podemos ser expulsadas de ese tipo de acciones que son tan importantes y que influyen tanto en nuestra vida. Y en tercer lugar, porque la mirada femenina o feminista es una mirada diferente. Nosotras realmente miramos qué va a pasar con temas prácticos, de educación, de salud… La mirada masculina es una mirada más de estrategia, de por dónde van a pasar los límites, quién se queda con qué territorio. Nosotras generalmente miramos más allá, es decir, en educación, salud, economía, cosas en la vida práctica del día a día.
“La Paz no es sólo la ausencia de guerra sino la presencia de justicia”. Mención de Golda Meir.
Incluir a las mujeres en los procesos de Paz, resulta una Paz más verdadera.