El nuevo AENC, firmado entre la patronal y los sindicatos estatales vuelve a ser papel mojado, puesto que, su aplicación no es obligatoria, sumado a que no se recupera el poder adquisitivo perdido por la clase trabajadora en estos dos últimos años.
Este nuevo acuerdo vuelve a intentar “bendecir” el dialogo social, como la herramienta para mejorar los derechos de los y las trabajadoras, cuando el mismo solo beneficia a la patronal, acuerdo tras acuerdo.
Es curioso que tras los anuncios de un “otoño caliente”, los sindicatos “institucionalizados” vuelvan a cerrar un acuerdo tan rápidamente, que, a nuestro juicio, solo genera desmovilización entre la clase trabajadora.
En cuanto al empleo, sigue el camino de la última reforma laboral, vuelven a precarizar más aún la contratación, puesto que recomiendan el contrato indefinido parcial, en vez de apostar por un empleo estable y de calidad. Sigue apostando por el fijo discontinuo; modalidad que como ya indicábamos ha aumentado desde la última reforma, puesto que usa a los y las trabajadores a la carta, además de ser un mero maquillaje de los datos de eventualidad.
Sobre salarios, este acuerdo no es ni de mínimos y solo es una recomendación, de la que la patronal ya anuncia que la retribución se pactará en función de los sectores y de las necesidades de las empresas, por lo que nos volveremos a encontrar con un nuevo AENC, que es pura publicidad y propaganda.
Según David Lázaro, Secretario General del sindicato: “Estas subidas, en primer lugar, se olvidan de lo sucedido en estos dos últimos años donde el poder adquisitivo de la clase trabajadora ha supuesto que cada vez seamos más pobres y lo que es más grave, ni siquiera recomiendan la actualización con el IPC y lo topan como máximo un 1% más”.
En lo que respecta a la flexibilidad interna como una herramienta efectiva, que en muchos casos se utiliza abusivamente, llegando a decir: «la implementación de la distribución irregular de la jornada con el fin de compatibilizar las necesidades productivas y organizativas..», e incluso profundizan que los expedientes de regulación son una buena fórmula, pareciendo olvidar que los mismos se pagan con los impuestos de todos y todas, tema que no se abordo en la anterior reforma, consintiendo que los mismos no tuvieran autorización administrativa.
En cuanto al Teletrabajo, la apuesta es mínima, puesto que todas medidas vuelven a ser genéricas y ni siquiera se marcan porcentajes mínimos obligatorios en aquellos sectores que esta modalidad sea posible, lo que entendemos como una concesión más a las pretensiones de la patronal.
Si es poco todo lo anterior, este acuerdo dice textualmente sobre la Incapacidad temporal derivada de contingencias comunes;” fijar líneas de actuación que, como consecuencia, reduzcan el número de procesos y su duración, así como el seguimiento y evaluación de dichas actuaciones”, lo que a nuestro parecer es para reforzar el ámbito de actuación de las mutuas, en vez de fortalecer nuestra sanidad pública.
Para David Lázaro, máximo responsable de la central aragonesista, “vemos con preocupación que en vez de apostar claramente por unas pensiones públicas y de calidad se hable de: “fomentar en los convenios colectivos planes de pensiones de empleo”, lo que, al igual que la Reforma, va en la línea, de una privatización encubierta de nuestro sistema público de pensiones”.
Por último, este acuerdo vuelve a olvidar a los empleados públicos y los mismos que recomiendan unas subidas para el sector privado, son los que pactaron otras irrisorias para el personal público, entre otros aspectos.
Este acuerdo vuelve a demostrar la ineficacia de estos grandes pactos, que tienen más de publicidad para los firmantes, que medidas para mejorar la vida de los y las trabajadoras.