El artículo 1 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Sin embargo, muchas personas “trans” afrontan la estigmatización y la discriminación todos los días: en la escuela, en la calle, en la consulta del médico, en el trabajo… El problema no son las personas “trans”, sino las barreras que la sociedad les impone. Con un poco de empatía y de valentía, podemos contribuir a crear un mundo en el que todas las personas sean libres e iguales.
El 31 de marzo se celebra el Día Internacional de la Visibilidad Trans. “Las personas trans son aquellas que no se identifican con el género que les asignaron al nacer”. Es una fecha importante, la cual, se creó con la finalidad de crear conciencia y sensibilizar a la población mundial para acabar con la discriminación hacia las personas transgénero.
La festividad fue fundada por el activista transgénero de Michigan Rachel Crandall en 2009, queriendo aportar una celebración positiva de las personas “trans y contribuir a su aceptación por la sociedad. Hasta entonces, la única conmemoración conocida era el Día Internacional de la Memoria Transexual, que pone el foco en las víctimas de la transfobia.
Las personas “trans” están invisibilizadas, estigmatizadas, y su realidad es, muchas veces, desconocida para la sociedad. Suelen ser víctimas de distintos tipos de violencias y discriminaciones, lo que las convierte en personas especialmente vulnerables en el ámbito laboral, sanitario y social.
Siguen siendo las más desconocidas dentro de la comunidad LGTBI+, resultando ser las más vulnerables a la discriminación. La Organización Mundial de la Salud aún considera la “trans”, una enfermedad mental, como consideraron trastorno la homosexualidad hasta 1990, suponiendo una losa sobre la igualdad de las diversidades de género.
Vivir la vida abiertamente, mostrando la propia identidad, es algo que la mayoría de la gente da por sentado, pero en el caso de las personas “trans” puede ser muy peligroso. Ser visibles requiere un valor enorme, cada vez son más las personas “trans” que se dejan ver en nuestras comunidades, en los medios de comunicación y en la vida pública, con lo que cada vez se sabe más sobre el tema y las actitudes están cambiando. Esto es esencial para garantizar los derechos fundamentales de las personas “trans”.
En el eje de toda la comunidad “trans” giraba la voluntad de modificar y actualizar la Ley 3/2007 que facilitara los procedimientos legislativos para el cambio de género a nivel registral. El 16 de febrero de 2023 el Congreso aprobó la Ley Trans y LGTBI que, entre otras cuestiones, regula la autodeterminación de género a partir de los 14 años. Esto implica que a partir de esa edad, las personas “trans podrán solicitar que su documentación —por ejemplo, DNI o pasaporte— se adecúe a su género sin tener que aportar informes médicos, psicológicos ni psiquiátricos, y sin tener que estar dos años de hormonación obligatoria, tal y como dictaba la ley de 2007.
Supone un importante avance para la protección de los derechos de estas personas, principalmente por el reconocimiento de su libertad individual para decidir, exteriorizar y vivir de acuerdo con el sexo con el que cada cual se reconoce.
Tras la aprobación de la ley, viene lo más difícil: garantizar que se cumpla de forma efectiva y se dediquen suficientes recursos para conseguirlo. La violencia que sufren las personas LGBTI diariamente y la defensa de sus derechos humanos nos obligan.
Abrazamos el día de la visibilidad trans, el cual, debe servir para realizar un balance entre los logros alcanzados y los retos aún persistentes en materia de inclusión y respeto de los derechos humanos de las personas “trans”.